iPhone X: el smartphone de la próxima década


El estudiadísimo guión de los actos de Apple incluye pausas para dejar que el público aplauda alguna característica supuestamente revolucionaria. Pero ayer, su vicepresidente Phil Schiller se encontró en dos ocasiones que la audiencia le respondía con el silencio. Es una muestra que la expectación por los nuevos iPhones, que disparó un 40% la cotización de Apple en bolsa durante las horas previas, era excesiva.

La marca de la manzana presentaba su nueva gama de smartphones en el Steve Jobs Theatre, el auditorio de la nueva sede donde tiene previsto trasladarse antes de final de año. El ritual comenzó con un recordatorio emocionado de Tim Cook a su predecesor y cofundador de la compañía, en un tono cercano al de una beatificación. A continuación, la tercera generación del reloj Watch, que detecta arritmias, te avisa si tu pulso es demasiado rápido cuando no te mueves y, en los países donde se venderá con conexión móvil -no es el caso del nuestro-, puede funcionar desvinculado del teléfono. Luego llegó un nuevo modelo 4K del decodificador Apple TV que permite visionar contenido con resolución UHD y codificado con mejora de contraste HDR, funciones ambas que los equipos de la competencia ya incorporan.

Una larga espera
Los protagonistas del día, los nuevos iPhones, tardaron casi una hora en aparecer. Primero fue el turno de la renovación interna de los modelos actuales. Apple ha vuelto a saltar la secuencia de numeración: los supuestos iPhone 7s y 7s Plus se llaman iPhone 8 y iPhone 8 Plus. Mejoran los colores en pantalla; tienen cámaras un 70% más luminosas, con efectos de luz en la modalidad de retrato del modelo Plus; y llevan un procesador más rápido que el actual, que impulsa la apuesta de Apple por la realidad aumentada (RA), combinando contenido virtual con las imágenes que capta la cámara; los videojuegos creados con las herramientas de Apple proporcionan una experiencia inmersiva, donde el jugador se encuentra dentro del juego. El cambio principal respecto a los modelos existentes es la recuperación del vidrio en la parte posterior del teléfono, desaparecido después del iPhone 4s. El motivo: incorporar por fin la esperadísima carga inalámbrica de la batería, una función que Samsung incluye desde hace tres años y que probablemente se hará mucho más popular ahora que Apple se apunta.


Características del iPhone X


Y finalmente llegó el esperado iPhone X, un modelo con pantalla de 5,8 pulgadas con tecnología AMOLED curvada en los márgenes que ocupa todo el frontal del aparato, siguiendo los pasos de Samsung y LG. Apple ha tenido que renunciar en el botón de inicio, sustituyendo la función de invocación del menú principal para un gesto con el dedo clavado al del sistema BlackBerry 10 hace cuatro años. Y también ha prescindido del lector de huella: ahora el usuario se identifica a las aplicaciones ya Apple Pay con el sensor facial FaceID, que lee el rostro incluso a oscuras con una cámara frontal de infrarrojos, donde proyecta 30.000 puntos invisibles y garantiza una precisión que multiplica por 20 la del lector dactilar. La cámara frontal permite aplicar efectos de desenfoque en las 'Self', y crear 'Emoji' animados para Apple Messages partir de las expresiones del propio usuario. Curioso, pero quizás no era necesario que Craig Federighi, todo un vicepresidente de Apple, se pasara varios minutos haciendo caretas para demostrarlo. 

Se diría que Apple tiene cada vez más difícil diferenciarse de la competencia sólo por la innovación y ya sólo puede jugar a fondo una carta que conserva en exclusiva: la integración perfecta entre los aparatos y el sistema operativo.

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